Hola a tod@s:
Parecía que éste año se nos pasaría el invierno sin una sola nevada que al menos tiñera de blanco nuestros paisajes pero estas últimas semanas la cosa ha cambiado y hemos tenido varias borrascas con frío en altura que ha hecho que la cota de nieve descienda significativamente y que el manto blanco haga acto de presencia en muchas zonas de nuestra geografía.
Han sido semanas complicadas para salir a fotografiar porque los vientos eran muy fuertes y las precipitaciones en forma de agua o nieve no cesaban. Pero el pasado fin de semana y ayer se abrieron amplios claros y las precipitaciones cesaron dejando una buena ventana de tiempo para poder fotografiar los paisajes nevados. El fin de semana no pude salir a fotografiar pero ayer según salí de clase prepare la mochila, me puse las botas y me fui hacia el Gorbea con intenciones de fotografiar la famosa cruz repleta de hielo y bañada por las últimas luces del atardecer. Era todo un reto conseguirlo porque disponía de poco tiempo para llegar hasta la cima y no sabía si el estado de la nieve me iba a permitir caminar fluidamente. Pero ni corto ni perezoso me puse a subir como un auténtico jabalí para llegar a tiempo y disfrutar del espectáculo. Fue una subida muy dura pero cuando al fin pude contemplar la cruz repleta de hielo y que el tiempo era realmente bueno para poder estar haciendo fotos sin quedarme helado, sentí un subidón de adrenalina que por poco se me saltan las lágrimas de la alegría.
Según llegué a la cruz saque el trípode y comencé a realizar las primeras fotos para medir la luz y observar los mejores encuadres. A medida que la tarde avanzaba, la nieve se iba tiñendo de amarillo y más adelante de rojo, dándole una belleza sin igual a la grandiosa cruz. Pero como todo no podía ser perfecto, cuando los últimos rayos de luz incidieron en el hielo de la cruz, un enorme trozo se desprendió de la misma restándole mucha belleza. Pese a este último detalle, creo que las fotos muestran la singular hermosura que adquiere el lugar después de una gran nevada como la que hemos tenido.
Una vez se escondió el sol, tocó recoger los bártulos, ponerse el frontal y bajar con sumo cuidado en la soledad de la noche.
Nikon D800 + Nikon 16-35, f/4. 32mm 1/20s f/13 ISO 100 +0,3ev. Trípode